El mundo del cine ha perdido a uno de sus directores más respetados. Jonathan Demme, director de “El silencio de los corderos” ha fallecido a los 73 años en su apartamento de Manhattan de las complicaciones derivadas de un cáncer de esófago.

Neoyorkino como el que más y famoso en los noventa por sus primeros planos, deja para la historia del séptimo arte grandes películas que han contado los dramas del tiempo que le tocó vivir, como “Filadelfia”, con Tom Hanks, Denzel Washington y el español Antonio Banderas sobre el sida. Sus incursiones en el documental le llevaron a seguir a Neil Young gira tras gira y rodó “El mensajero del miedo” cuando el gobierno Bush, después del atentado a las torres gemelas, usaba según sus propias palabras “el miedo para justificar la guerra de Irak”.

Pero fue “El silencio de los corderos”, la cinta que encumbró a Anthony Hopkins y catapultó a Jodie Foster al estrellato, la que le hizo entrar en el paraíso de los grandes estudios gracias a un Oscar a la mejor dirección al que se sumaron otras cuatro estatuillas: mejor película, guión, actor y actriz. Y una escena inolvidable.