Arranca el juicio en Australia por los daños provocados por los implantes vaginales de Johnson and Johnson. Más de 700 mujeres demandaron a la empresa estadounidense por los efectos de estas mallas vaginales, creadas para resolver daños en el suelo pélvico. Tras el implante aparecieron, en muchos casos, problemas de incontinencia y dolor severo crónico. Unas lesiones que es necesario reparar, según la abogada Rebecca Jancauskas:
“Las consecuencias que han sufrido estas mujeres han sido horribles y son muchas las que han sufrido en silencio durante años. Hoy tienen la oportunidad de ser escuchadas y reclamar justicia por lo que han perdido. Se trata de rendir cuentas y de asegurarnos que esto nunca va a volver a pasar”.

“He estado rezando durante nueve años, literalmente, para que esto salga a la luz, para que rindan cuentas por lo que nos ha pasado. Ninguna compensación, ningún dinero puede sustituir lo que hemos perdido con nuestras vidas, nuestras familias, nuestra salud, nuestra salud emocional y física”, ha destacado Gai Thompson, demandante.

Johnson and Johnson asegura que el uso de los implantes había sido apoyado por investigación clínica. En un comunicado defiende que la malla ha ayudado a millones de mujeres en todo el mundo y que la mayoría de las operaciones para colocar el implante han salido bien.